viernes, 26 de febrero de 2010

Groucho Marx, 20 aniversario de la muerte de un gran cómico

El 19 de agosto se cumplieron dos dé­cadas de su desapa­rición, Pero el cómico del puro, el bigote y las gafas de intelec­tual sigue vivo entre nosotros.

Groucho fue el rey del absurdo. Sus increíbles parrafadas, su ironía, la forma de arremeter contra todo y la velocidad de vértigo con que soltaba sus ocurrencias resultan inimita­bles. Posiblemente, el genio có­mico de Julius Henry Marx, Groucho, se fraguó durante su infancia. Nació en Nueva York, en el barrio alemán de Manhat­tan, en 1890, en el seno de una familia que podía recibir cualquier calificativo excepto el de tradicional. Su abuelo -de origen alemán y ventrílocuo y mago de profesión- había emi­grado a los Estados Unidos con 50 años, y apenas hablaba in­glés. Vivió 100 años y Groucho aprendió de él sus actividades favoritas: fumar puros y perseguir a las mujeres. La abuela, Fanny, tocaba profesionalmente el arpa, la misma que heredaría más tarde Harpo Marx. La se­gunda generación, los padres de Groucho, también era bas­tante peculiar. El padre, Sam, era un emigrante judío alsacia­no que se ganaba la vida como sastre, ejercía de ama de casa, cocinaba y cosía.

La situación en la que vivía la familia era precaria, así que su madre, Minnie, decidió formar una «troupe» de artistas con sus hijos: Chico, Harpo, Groucho, Gummo y Zeppo. Los Marx reco­rrieron América actuando como acróbatas, mimos, bailarines, payasos y cantantes, y se convir­tieron en asiduos clientes de bur­deles, que aprovechaban para vi­sitar entre gira y gira. Después, Groucho, Harpo y Chico fueron abandonando el vodevil. Desa­rrollando su faceta más cómica, sus gags llegaron a Broadway y, de ahí, a Hollywood.
Groucho era el intelectual de la familia y un auténtico devora­dor de libros. Le hubiese gustado ser médico, pero la falta de dine­ro le hizo renunciar. Se casó tres veces, la primera, a los 30 años con una jovencita de 20. En sus dos matrimonios posteriores, la diferencia de edad se fue am­pliando. En 1943 llegó la segun­da boda con una amiga de su hija y, en 1954, volvió a casarse con una chica de 19 años.

El secreto del humor de Groucho, y también de Harpo y Chico, fue esa mezcla de frescura e impertinencia ca­racterística de la niñez y que ellos conservaron hasta el fin de sus días. Groucho fue un provocador, se reveló contra el puritanismo y la es­tricta moralidad de la época.
El 19 de agosto de 1977, una neumonía acabó con la vida de Groucho. Tenía 86 años. El cómico se marchó no sin antes dejarnos su úl­tima «márxima», la de su epi­tafio:"Perdonen que no me levante"

Sus citas más célebres


Jamás aceptaría pertenecer a un club que me admitiera como socio.
Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.
Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.
He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido esta
Nunca olvido una cara.pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción.
O usted se ha muerto o mi reloj se a parado.
Bebo para hacer interesante a las demas personas.
No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual.















miércoles, 24 de febrero de 2010

Los felices años 20...



Un mundo cansado y maltrecho comienza la década con ganas de pasarlo bien y olvidar la guerra pasada. Estados Unidos, que ha emergido como la primera potencia mundial, fijará el rumbo en la moda, la música y el arte. Surge una pujante industria del ocio con la fonografía, el cine y la radio, que experimentaron espectaculares avances. Las costumbres se relajan y los jóvenes rechazan lo convencional a favor de un clima de mayor libertad: recortan faldas y peinados, y pierden la vergüenza de bailar en público. También es la era del Jazz. Clubes y salas de baile de todo el mundo se van a llenar con su sonido y sus ritmos sincopados. Pero conforme avanza la década, la economía se debilita, hasta que en 1929, el crack de Wall Street pone un inesperado punto final a estos felices años que hicieron Historia…

Difusión del Jazz
Los músicos negros llevaban muchos años tocando el jazz en el sur de Estados Unidos. Con el progreso de la industria fonográfica, los artistas se trasladaron a Chicago y Nueva York en busca de fortuna. De aquí, estos ritmos de influencia africana pasaron a Europa, sobre todo a Paris y Londres. Scott Fitzgerald acuñó el nombre de “Era del Jazz”. Tanto él, como su esposa, Zelda, formaban parte de ese mundillo. Sus novelas A este lado del Paraíso y El gran Gatsby reflejan magníficamente el ambiente juvenil de clase alta en los años veinte.

Vámonos al Cine
El Cine alcanza su mayoría de edad en esta década, en la que el cine mudo produjo sus mejores películas. En 1927, en El cantor de Jazz, se logra sincronizar por primera vez el sonido y la imagen. Ir al Cine se convierte en un hábito semanal, y estrellas como Mary Pickford, Greta Garbo y Rodolfo Valentino se convierten en ídolos de un nuevo público de masas.


Las Flappers
El lema de los años veinte era la libertad, lo cual tenía su reflejo en las nuevas modas, muy atrevidas y criticadas por los más conservadores. Era la época de las “flappers”, término que se aplicaba a las chicas jóvenes que se maquillaban, fumaban en público y bailaban y bebían en fiestas o en clubes nocturnos.

La nueva mujer
El papel que la mujer desempeño en la I Guerra Mundial y la adquisición del derecho al voto, acabaron con la idea de la debilidad femenina. En esta década surge la “nueva mujer”, liberada y activa, que tiene también su reflejo en la forma de vestir. Coco Chanel creó una nueva moda para estas mujeres. Sus cortes sobrios y con estilo, y sus chaquetas y jerséis de punto influyeron en esta generación y en las siguientes.

El Charlestón

En Estados Unidos surgieron muchos bailes nuevos como el lindy hop y el black bottom. Todos ellos tenían sus raíces en los ritmos sincopados de la música africana, conservados por la comunidad afroamericana. Sin embargo, el que hacía furor era el charlestón. Los bailarines se movian frenéticamente, girando los pies, extendiendo las piernas y agitando los brazos. ¿Quieres aprender a bailarlo? Pues fíjate en este video, y en poco tiempo seras un/a especialista...

Fue una época dorada sin duda. Una época que ya se la bautizó con el nombre de "Belle Epoque", cuando se olvidaron los prejuicios arrastrados de la época victoriana y de principios de siglo, y se dió paso a la modernidad en muchos aspectos. Cierto es, que áun nos queda mucho camino por recorrer, porque estamos hablando de que a estos espectáculos no podía permitirse todo el mundo asistir, pero fue el "pistoletazo" de salida para la Historia postrera del siglo XX en cuanto a los espectáculos de masas y las industrias del ocio. No habría estado mal pasar por alguno de aquellos clubes para ver una actuación en directo de Louis Armstrong o Bing Crosby, no habría estado mal, no...